Datos personales

miércoles, 21 de marzo de 2012

Tengo sueños





Tengo miedo, lo admito. 
Nadie entenderá cuando lo diga, 
Todos creen que jamás siento miedo, 
Nadie lo entenderá, y lo entiendo.

Es tan complicado, 
Cuando te miran creyendo, 
Que en el fondo de tu alma,
No sientes miedo. 

Es tan difícil explicar en silencio,
Que no hay palabras para describir tus miedos,
Que callas ante el mundo para que no aplasten tus sueños,
Que temes a que crean que no sientes miedo.

Pero repito, tengo miedo. 
Y no es miedo a la oscuridad, 
No es miedo a la soledad, 
No es miedo a la muerte, 
No es miedo a la nostalgia, 
No es miedo al olvido ni a la maldad humana, 
Es miedo a mí misma, 
A no hacer lo correcto,
A callar ante el mundo cuando sepa cómo hacerlo,
A abandonar el mundo y perderme en sus linderos,
A repetir los errores que cargo de mis ancestros,
A dejar de soñar con un mundo más justo y menos perverso.

Le temo a mis fracasos,
Le temo a mi silencio,
Le temo a un futuro sin realizar mis sueños.
Temo a que se pierdan, en un mar de recovecos,
Mis sueños desenfrenados de dar una voz de aliento.

Tengo miedo de lo que haga,
Tengo miedo de lo que omita,
Tengo miedo de ser madre y no saber hacer lo correcto,
Tengo miedo de entregarle a mis hijos mis miedos,
Tengo miedo de no saber contestar cuando pregunten con desespero,
Que por qué este mundo se desvanece sin sueños.
Tengo miedo de dejar de soñar,
Si es que dejar de soñar no es lo mismo que morir,
Entonces, solo entonces, a morir le temo.

Y puedo buscar en los rincones más inhóspitos,
Y sé que habrá más de un hombro que ofrezca su consuelo,
Para derramar mis lágrimas, 
Para sentir que desfallezco,
Lágrimas de angustia de un ser cuando tiene miedo.

Sé que cuento con hombros, y agradezco por ello,
Sé que cuento con brazos, y agradezco por ello,
Sé que tengo amistades, y me hace tan feliz eso.
Pero aún así, si lo pienso, sigo teniendo miedo.
No tanto por sus consejos,
Sino porque no serán ellos, sus consejos,
Los que calmen mi zozobra, ni depongan mis miedos.

Habrá que decidir, entre hacer lo bueno o hacer lo correcto,
Y ese es mi miedo: no saber qué es lo bueno,
No saber qué es lo correcto.
Y entonces me aferro,
A la tinta de mis quebrantos,
Escribo renglones para calmar mis miedos.

Pero es tan grande el desconsuelo de quien siente miedo,
Que ni los brazos arrullan,
Ni los hombros consuelan,
Ni las miradas calman,
Ni las sonrisas liberan.

El miedo a despertar un día y no haber cumplido mis sueños,
El miedo a que mis sueños se pierdan en el eco del día a día, 
El miedo del miedo que siento cuando mi espíritu errante quiere alzar vuelo, 
Mientras mi espíritu consciente lo detiene y lo insta a sentir miedo, ese miedo. 
Tengo miedo que la razón venza mis anhelos, y entonces, me quede sin sueños.

Era más fácil temerle a la oscuridad, 
A los fantasmas, a los temores ajenos, 
Era más fácil cuando los demás sentían tus miedos.
Desde entonces, desde que cargo mis miedos, 
Ellos me acompañan y no encuentro asidero.
Y no hay casi consuelo.
Me aferro a mis sueños para seguir el camino estrecho, 
Amarro mis zapatos y me consuela el silencio.
Solo Él sabe cómo me siento.

Y sigo teniendo miedo, pero no me quedo,
No me rindo, no me vence el miedo.
Levanto mis alas y agarro los remos, 
Pongo mi barca en marcha y emprendo hacia algún lado,
Quiero ir lejos.

Sigo remando esta barca sin rumbo, 
Con mis miedos, mis complejos, 
Pero sigo en el ruedo, y sé que puedo, 
Pero aún así, me invade el miedo.
Nadie entiende mis miedos, 
Solo mi alma errante sufre sus anhelos, 
La angustia de su encierro y el eco del silencio.

Y llegará el momento en que libere mis miedos, 
Vuelen tan alto como quiero y se alejen,
Ojalá no regresen, se pierdan con miedo, 
Se pierdan en la bruma espesa de la satisfacción de ser libre y con sueños.

Tú, no te rindas, camina aún sin ganas,
Llora en silencio, sonríe con los tropiezos
Ignora a quienes te claman y calla en los asensos.

Tú, que también sientes miedo, 
Libera tu alma y visualiza tus sueños, 
No te rindas ante nada, ve por ellos.
Hazlo siquiera, mientras yo me aviento,
Porque lo más lindo en el mundo entero,
Es luchar por tus sueños, así mueras en el intento.

Yo sigo luchando, venciendo mis miedos, 
Remando hacia algún valle, 
Para encontrarme con mis sueños,
Y aunque tengo miedos, lucho contra ellos,
Porque no hay nada más perverso que sentir miedo,
Porque para matar los sueños, basta el miedo.


Medellín, una noche fría de Marzo; intentando gritar, pero no puedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario