Si de títulos
se tratara, es posible que este libro no lo hubiese mirado, lo cual hubiera
sido una pena. Ahora comprendo, porque se supone que ya lo sabía, que no hay
que dejarse llevar por los títulos, es necesario indagar un poco más, tomarse
el trabajo de leer los comentarios al respaldo o abusar del librero y hojear el
libro. No obstante, gracias a que no tuve la oportunidad de escoger, este
maravilloso libro llegó a mis manos y se quedó para siempre en mi vida (¡esos
son los regalos que alegran la existencia!), es de esas historias que se
instalan en lo más recóndito de tu ser y no hay marcha atrás, aunque tengo la
sospecha de que eso ocurre con todos los libros, la diferencia es que unos
trascienden más que otros.
De entrada
parece un tratado sobre la muerte. Montero comienza con una frase bastante
drástica, lo que no obsta a que no sea sensata y real: “lo más importante que
me ha sucedido en la vida son mis muertos”, algo a lo que no estamos
acostumbrados, que nos pesa admitir, pero que hace parte de la existencia
humana, a fin de cuentas, nadie sale vivo de esta batalla llamada vida y la
muerte hace parte del vivir. Luego te das cuenta que no sabes ni de qué se
trata el libro, divaga y concluye y llega a puntos interesantes, serenos,
apacibles. Es más, ella misma no lo tiene muy claro, y obvio, así le ha de suceder a todos los escritores, un libro no termina siempre como se pensó, ocurren muchas cosas en el camino.
Es de unos
contrastes y una extravagancia brillante, algo alocada, extraña y, en
ocasiones, pareciera que perdiera el hilo, pero no, no es que pierda el hilo,
es que entrelaza la historia de Marie Curie con la suya misma y, de paso, con
alguna reflexión en torno al dolor, a los estereotipos o a algún suceso que le
haya llamado la atención, o simplemente opta por hacer alguna referencia a una
fotografía, a algún gesto, tratando de
adivinar a qué se habrá debido aquélla expresión o qué estaría pensando. De la nada, sale con un hashtag y hace referencia a palabras y frases que destaca en el transcurso de todo el libro.
De repente
está relatando algún pasaje de la vida de Marie Curie que, se supone, es el
centro de la obra; y de un momento a otro comienza un monólogo consigo misma,
como si tratara de establecer un paralelo entre la vida de ella y la de Curie;
y de hecho lo hace, se identifica con el dolor de Curie ante la pérdida de su
esposo y, a la vez, relata los dolores propios visibilizando el dolor profundo
de la pérdida de Pablo, quien era su compañero, a causa de un cáncer que no le
perdonó la existencia.
Lo cierto es
que, en medio del impecable relato que hace, Rosa Montero logra retratar la
vida de Marie Curie, exponer su grandeza, develar sus debilidades, obstáculos,
proezas… Nos muestra, sin más, la Marie orgullosa, enamorada, soñadora, la polaca
que soportó la muerte de su madre y que, por poco, casi se resigna a envejecer
al lado de su padre para procurarle los cuidados de la vejez. Y no hubiese sido
cualquier pérdida, se trataba nada más y nada menos que la primera mujer en
recibir el Premio Nobel de física, y años más tarde, de química.
Se develan,
no obstante, las dificultades que tuvo que afrontar Marie en aquélla hostil
época en que las mujeres a duras penas podían aspirar a cualquier cargo de poca
importancia y sin trascendencia alguna. Desde luego se exponen las dificultades
por las que atravesó Curie por su condición de ser mujer y, muy ligado a ello,
uno que otro escándalo por asuntos de amantes, luego de que su marido, Pierre
Curie, muriera en un lamentable accidente.
En un aparte
del libro, Montero incluso incurre en comparaciones genéticas, tratando de
relacionar la templanza de Curie con algún accidente genético donde, según
alguna rara teoría, Marie fue una mujer masculina, y eso explicaría tantas cosas…
pero no es claro. En fin, sin más que agregar, y sólo por terquedad, lo último
que puedo decir es que me sigue llamando la atención el título de la obra. No
puedo comprender cómo un simple “la ridícula idea de no volver a verte” logre
abarcar un libro de tantas facetas y grandezas.